Es la capa de la Tierra formada por el conjunto de las aguas que hay en la corteza terrestre. El agua es fundamental para el desarrollo de los seres vivos: sin agua no hay vida.
En la hidrosfera encontramos dos grandes bloques: aguas marinas y aguas continentales.
Las aguas marinas ocupan el 71% de la superficie terrestre y se concentran especialmente en el hemisferio Sur, en el que más de las tres cuartas partes de la superficie es agua. Estas aguas marinas están sometidas a continuos movimientos, que son de tres clases: olas (desplazamientos producidos por el viento en la superficie de las aguas), mareas (variaciones periódicas del nivel del mar producidas por la atracción que ejercen la Luna y el Sol sobre la Tierra) y corrientes marinas (masas de agua que se desplazan recorriendo grandes distancias).
Las aguas marinas forman cinco grandes océanos: el Pacífico, el Atlántico, el Índico, el Glacial Ártico y el Glacial Antártico. En ocasiones, una parte de estos océanos reciben el nombre de mares.
Las aguas continentales se encuentran en la superficie de los continentes o en el subsuelo de estos. Normalmente son aguas dulces y forman ríos, canales, lagos, lagunas, mares interiores, acuíferos...
Fotografía de Rafael Bastante y Silvia Sánchez. Fuente: ITE.
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